Aquel día aún parece una pesadilla cruel, al entrar en la habitación de mi hijo Adrián, lo busqué con la mirada revisando el cuarto, hasta que vi su cuerpo boca arriba con las manos por encima de la cabeza y con los ojitos cerrados. La sangre cubría todo el lugar como si no tuviera fin, se notaban las marcas de que habían intentado limpiarla sin existo con la propia ropa de mi hijo. Revisando aquel recuerdo puedo todavía notar la cama cubierta de sangre, como si se hubiese arrastrado desde la cama al suelo. En medio de la desesperación apareció su padre, que inmediatamente trato de reanimarlo, también llamamos a emergencia, pero no recibimos respuesta, aunque se trató unas cinco veces de pedir ayuda. Los vecinos ayudaron llamando al 112, cuando finalmente la llamada fue respondida, yo ya sabía que mi hijo estaba muerto. Sus labios morados y las puntas de sus deditos cambiaron de color. En ese instante supe que mi hijo ya no estaba en este mundo. Al cerrar los ojos puedo recordar nítidamente la sonrisa monstruosa de la persona que estaba en aquel momento con mi hijo, preguntándome si necesitaba que llamara a alguien. En medio de la confusión con la llegada de emergencias, esa persona aprovecho el descuido para apropiarse de diversos componentes electrónicos que había en mi casa, metiéndolo en un bolso que traía para luego tratar de escapar del lugar. Según el informe medico la habitación estaba revuelta y las pruebas contaminadas, como si intentar salvarle la vida a Adrián pudiera esperar la contestación del 112 que parecía no llegar nunca. La muerte violenta de mi hijo fue tratada como un suicido por la policía, al siguiente día la científica no apareció y lo único que hicieron fue quitar el precinto de la puerta y mientras tanto la persona que mato y se ensaño con mi hijo sigue suelto. Ya han pasado 3 largos años desde ese día, y los resultados de las pruebas que hemos solicitados siguen en el limbo. La deficiencia de la policía es palpable desde que aseguraron que se trataba de un suicidio sin tener las pruebas y sin pararse, aunque sea a mirar cómo estaba mi niño cubierto de heridas y sangre. ¿Acaso mi hijo no importa? ¿han olvidado a mi Adrián como si fuera un número más? ¿Por qué en otros casos las pruebas están en semanas y mi niño lleva tres años olvidado? ¿Por qué no llegan esos resultados?

• En el lado derecho de la cara se aprecian múltiples heridas incisas o inciso-punzantes con sangrado activo 1 en sien.
• Unas 5 en mejilla, 1 a nivel del lagrimal que deja ver tejido subcutáneo.
• 1 a nivel de labio superior de bordes anfractuosos y otra en comisura bocal.
• En cabello de zona temporal se aprecian dos pequeños fragmentos de tejido, que aparenta ser de masa encefálica.
• Presenta dos pequeñas heridas contusas figuradas con forma de cruz (compatible con extremo de destornillador de cruz) en zona esternal, una más profunda que la otra.
• En zona pectoral izquierda hay una escoriación lineal de unos 3cm sin sangrado.
• Las lesiones traumáticas en cráneo y cara, tórax y en miembro inferior son accesibles, siendo el finado diestro.
• Las heridas en lagrimal derecho aparentan ser penetrantes en cavidad craneal y la causa de la posible hemorragia intracraneal y del fallecimiento.

¡Adrián tenia tantas heridas que apenas podia reconocerlo!

Mi hijo no salió en ningún medio de comunicación, quiero respuestas y hablar de ese día como no se me permitió en ese entonces. Adrián no se quito la vida, la sola idea de que fuera así, es inconcebible si se tiene en cuenta la forma en la que murió, casi todas las heridas que estaban en la cara, no podían ni si quiera reconocerlo. ¡Adrián merece justicia y no ser olvidado!